EL HOMBRE DE ORCE

El Hombre de Orce es un fósil óseo hallado en 1982 por el equipo del paleoantropólogo Josep Gibert i Clols en el yacimiento de Venta Micena, pedanía del municipio español de Orce, en la provincia de Granada (Andalucía). También se le conoce como fósil VM-0. Varios investigadores propusieron que el fósil era de origen animal en lugar de humano, creando una gran controversia. Los defensores de esta teoría se basaban en la presencia de una cresta en el fósil para afirmar que se trataba de restos de un équido y no de un humano como el profesor Gibert defendía. El Louvre de París fue una de las instituciones que más atacó la veracidad del resto fósil. Sin embargo, el hallazgo de un cráneo de época romana con una cresta semejante a la encontrada en el Hombre de Orce, además de los estudios químicos que demuestran la presencia de elementos exclusivamente humanos (albúmina), avalan la naturaleza humana del fósil. Por otro lado, estos análisis inmunológicos nunca fueron considerados concluyentes, pues resultaba raro y sospechoso que un fósil tan antiguo conservara cantidades tan grandes de albúmina. Los estudios muestran que la antigüedad próxima del fósil está en torno a 1,3 millones de años. En la zona se han encontrado piezas manipuladas por el hombre con una fecha estimada de 1,4 millones de años de antigüedad en los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva 3.

domingo, 17 de marzo de 2013

NOTICIA PUBLICADA EN EL PAÍS-ANDALUCÍA-

El diente de ‘oro’ de Orce

La presencia humana más antigua de Europa tiene 1,4 millones de años

El yacimiento recupera su maltrecha credibilidad gracias al hallazgo del molar de un niño

 Granada 16 MAR 2013 

Un investigador del Museo Arqueológico de Granada sostiene el molar de 1,4 millones de años hallado en Orce. / M. ZARZA
Ha sido preciso un prolijo trabajo de investigación que ha supuesto poner el hallazgo en conocimiento de los principales especialistas del mundo. “Vivimos desde el principio los problemas del famoso cráneo de Orce, no queríamos volver a repetir eso (…) y esperamos cerrar con esto la polémica”, justifica el entonces director de las excavaciones, el arqueólogo Isidro Toro. Los investigadores que en 1982 hallaron los restos del cráneo del supuesto hombre de Orce, con 1,5 millones de años, rectificaron años después y dijeron que se trababa de un equino y, posteriormente, de un rumiante.
Toro y el investigador del Instituto Catalán de Paleocología Humana y Evolución Social, Bienvenido Martínez Navarro, dirigieron el análisis de la pieza y presentaron el diente del niño de Orce, como lo llaman, este mes en Granada. “Anatómicamente es incontestable que se trata de un diente humano”, asevera Martínez. Pertenecía a un niño de unos 10 años.

El paleoantropólogo estadounidense Tim White ha solicitado una copia para Berkeley
El fósil se encuentra en el Museo Arqueológico de Granada, cerrado al público desde hace más de dos años, donde están realizando copias tras las peticiones que previsiblemente van a llegar. El primer interesado ha sido el paleoantropólogo estadounidense Tim White, que ha solicitado una copia para la Universidad de Berkeley, 
California. Este diente, cuyas réplicas probablemente se exhiban en departamentos científicos de diversos países, ha permanecido prácticamente oculto durante la última década. Se encontró en 2002, pero no fue hasta 2008 cuando los especialistas se cercioraron de que era humano y hasta este año cuando se ha hecho público el hallazgo. ¿Qué ha ocurrido en todo este tiempo?
Aunque según los expertos, la cuenca de Guadix-Baza es un lugar clave para investigar las primeras etapas de la evolución humana en Europa, la polémica por el cráneo de Orce sumió a los yacimientos en una controvertida situación que, a juicio de Toro, “ha generado reticencias tanto en científicos como en inversores”. No obstante, las excavaciones, patrocinadas fundamentalmente por la Junta, continuaron entre 1999 y 2009, con un proyecto que ha tenido como colofón este hallazgo. Lo codirigían Toro, Martínez y Jordi Agustí.
Probablemente una de las personas más felices por el reconocimiento de la comunidad científica sea la antropóloga Souday, a quien en principio no creyó Martínez. “Recuerdo perfectamente cuando apareció, no había visto nada parecido en Orce, llevaba entonces 20 años allí, pensé que a lo mejor era de cerdo”. La situación exigía cautela. “Es mejor pecar de prudentes que de temerarios”, apostilla. “Lo dejamos ahí, pero ella siempre lo tuvo en mente”, recalca Toro. Seis años más tarde, en 2008, llegó a Orce un equipo del Museo de Historia Natural de París y fue de la mano de Anne-Marie Moigne cuando se volvió a poner sobre la mesa. El museo francés y la Universidad de Cataluña han sometido a estudio el resto fósil.


Excavaciones en Barranco León, en Orce Granada.
A partir de ese momento, con moldes y buenas fotos, el equipo comenzó a enseñar el molar a otros investigadores. Se iniciaron los test, pero se encontraron, con un problema. “Los consultados en principio señalaban que parecía humano, pero, al saber que era de Orce, decían que no lo tenían tan claro”, afirma Toro. Recapitularon e iniciaron una tanda de test ciegos, sin revelar su procedencia. “Nos dio una seguridad del 100%”, añade. Con esos resultados fueron a Burgos a ver a José María Bermúdez de Castro, uno de los principales especialistas en dientes fósiles del mundo.
Para ese viaje, que realizaron desde Granada sí se llevaron ya el diente original. “Cuando Bermúdez de Castro [quien también participan en el artículo] la vio pensó que sí, que era humano”. El trabajo realizado y esa opinión les animó, explica el arqueólogo. Junto al diente aparecieron herramientas de piedra muy primitivas (1.224 piezas).
Comenzaron los exhaustivos estudios. Para datar el diente, 200.000 años anterior a la mandíbula de Atapuerca (Burgos), que era hasta la fecha el resto de europeo más antiguo, se han utilizado tres complejas técnicas y la combinación de todas ellas concluye que el diente de leche es humano y tiene 1,4 millones de años. Está desgastado en su cara oclusal (la de masticación).
Pese a la supuesta rivalidad científica entre Atapuerca y Orce, profesionales de ambos centros han trabajado conjuntamente en este hallazgo. “Esa pugna es falsa, siempre hemos colaborado unos con otros, pese a lo que crea mucha gente…”, defiende Toro. “Los yacimientos son complementarios desde el punto de vista científico”, añade. Mientras que en Orce se estudia la vida al aire libre de las comunidades y hay información muy valiosa sobre el Pleistoceno inferior, en Atapuerca es el Pleistoceno medio el que cuenta con una riqueza extraordinaria. En Granada la vida se hacía en superficie vinculada a un lago y en Burgos en cuevas relacionadas con un sistema de ríos, detalla.
“Podemos asegurar que los yacimientos de Orce, concretamente en este caso Barranco León, son más antiguos que Atapuerca, y la comunidad científica lo acepta”. Toro y Martínez llevan 30 años vinculados a Orce, confían en acabar con la polémica y admiten que se ha fallado en la divulgación de la extraordinaria valía de los yacimientos granadinos. Hay recogidos más de 25.000 restos.

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