EL HOMBRE DE ORCE

El Hombre de Orce es un fósil óseo hallado en 1982 por el equipo del paleoantropólogo Josep Gibert i Clols en el yacimiento de Venta Micena, pedanía del municipio español de Orce, en la provincia de Granada (Andalucía). También se le conoce como fósil VM-0. Varios investigadores propusieron que el fósil era de origen animal en lugar de humano, creando una gran controversia. Los defensores de esta teoría se basaban en la presencia de una cresta en el fósil para afirmar que se trataba de restos de un équido y no de un humano como el profesor Gibert defendía. El Louvre de París fue una de las instituciones que más atacó la veracidad del resto fósil. Sin embargo, el hallazgo de un cráneo de época romana con una cresta semejante a la encontrada en el Hombre de Orce, además de los estudios químicos que demuestran la presencia de elementos exclusivamente humanos (albúmina), avalan la naturaleza humana del fósil. Por otro lado, estos análisis inmunológicos nunca fueron considerados concluyentes, pues resultaba raro y sospechoso que un fósil tan antiguo conservara cantidades tan grandes de albúmina. Los estudios muestran que la antigüedad próxima del fósil está en torno a 1,3 millones de años. En la zona se han encontrado piezas manipuladas por el hombre con una fecha estimada de 1,4 millones de años de antigüedad en los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva 3.

martes, 29 de octubre de 2019

UN EQUIPO DE EXPERTOS DESCUBRE LA DIETA DEL HOMBRE DE ORCE.



ARQUEOLOGÍA:
Un equipo de expertos descubre la dieta del hombre de Orce.
FUENTE: GRANADA HOY 28 Octubre, 2019 -
·         Además de grandes mamíferos, los primeros europeos comían tortugas, huevos de ave, caracoles o anfibios
Un equipo de científicos ha descubierto qué dieta seguían los primeros europeos. El grupo ha detectado en qué se basaba la alimentación del hombre de Orce a través de la identificación y cuantificación de las modificaciones de origen humano conservadas en los restos fósiles de grandes mamíferos de los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva-3, en Orce (Cuenca de Baza, Granada), datados en 1,4 millones de años. Los expertos pertenecen a la Universidad de Málaga (UMA), al Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona y al Museo de Historia Natural de Los Ángeles (California, EEUU), liderado por la profesora del Departamento de Ecología y Geología de la institución académica malagueña María Patrocinio Espigares. 
Estas localidades arqueopaleontológicas conservan las evidencias sobre restos óseos de presencia humana más antiguas conocidas, por el momento, en Europa occidental, incluido un diente humano de leche. Su análisis ha permitido conocer mejor la alimentación de los primeros europeos.
Durante este trabajo se han analizado unos 15.000 huesos fósiles. Según los expertos, se ha registrado 227 restos con modificaciones producidas por grupos humanos primitivos, consistentes en diferentes tipos de marcas de corte -incisiones, aserrados, raspados y tajos-, originadas durante el despellejamiento, desarticulación, descarnación y evisceración de los cadáveres; así como marcas de fractura -muescas, extracciones de lascas de hueso, puntos de impacto y roturas espirales-, producidas durante la fracturación de los huesos para acceder al tuétano de su interior.
"Estas marcas se efectuaron con piedras de sílex y caliza, bien representadas en ambos yacimientos. Además, pero ya en menor proporción, algunos restos presentan también marcas ocasionadas por la dentición de grandes carnívoros, como hienas, y de roedores, incluyendo puercoespines", ha explicado la profesora de la UMA.
Así, la experta ha asegurado que la presencia de abundantes marcas de corte y de fractura realizadas con herramientas de piedra, pone de manifiesto el consumo de los cadáveres de animales por parte de los primeros europeos, según ha indicado la UMA a través de un comunicado.
Los primeros europeos comían tortugas
De igual modo, otro de los principales hallazgos que los investigadores han evidenciado es el consumo de tortugas por parte de estas poblaciones, que según indican, podrían completar su dieta con pequeños mamíferos, anfibios y reptiles, huevos de aves y caracoles, bien representados en los yacimientos, así como una variedad de recursos de origen vegetal cuyos restos no se han conservado.
Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de la Cuenca de Baza, donde trabaja este equipo de investigadores desde hace más de tres décadas, en los estudios sobre el Plio-Pleistoceno, con registros que comprenden desde hace cinco millones de años hasta hace tan solo 200.000 años.
El artículo se ha publicado en la revista Scientific Reports, perteneciente al grupo editorial Nature, como parte de un volumen especial dedicado a la Tafonomía del Cuaternario, editado por la investigadora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh), Ruth Blasco.
Otros autores del trabajo son Paul Palmqvist, Antonio Guerra Merchán, Sergio Ros Montoya, José Manuel García Aguilar y Guillermo Rodríguez Gómez (Universidad de Málaga), así como Francisco José Serrano Alarcón (Museo de Historia Natural de Los Ángeles) y Bienvenido Martínez Navarro (IPHES-ICREA).


viernes, 5 de julio de 2019

CAMPAÑA EXCAVACIONES 2019 EN ORCE.




Comienza en Orce la tercera campaña de excavaciones liderada por la Universidad de Granada

El equipo de investigación lo componen especialistas de varias universidades entre ellas la de Granada, Helsinki, alguna alemana y el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), entre otros
FUENTE: IDEAL DIGITAL.JOSÉ UTRERAORCEMiércoles, 3 julio 2019,
Desde ayer miércoles, ya se encuentran en Orce, el equipo de investigadores que van a trabajar durante las próximas tres semanas en los yacimientos de Barranco de León 5, Fuente Nueva 3 y Venta Micena. Ante el inicio de las excavaciones, el alcalde de Orce, José Ramón Martinez Olivares, ha cursado una invitación al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno para que visite las excavaciones.
Ayer ya comenzó a verse por las calles de Orce, el habitual ambiente veraniego, ligado a las excavaciones paleontológicas. En los dos o tres primeros días, los trabajos se centran como es habitual, en limpiar y quitar las protecciones de los distintos yacimientos, para retomar los cortes donde se quedaron el año pasado y abrir en su caso otros nuevos.
La de este año es la tercera campaña consecutiva, liderada por la Universidad de Granada, y coordinada por profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, Juan Manuel Jiménez Arenas.
El proyecto de investigación de Orce, está subvencionado por la Junta de Andalucía, por un importe anual de 75.000 euros. El actual proyecto finaliza el 2020, aunque lo lógico es que tenga continuidad, que es lo que le hace falta a Orce. Y si es posible potenciarlo en todos los sentidos, en base a las características de los distintos yacimientos, donde hay restos de ocupación humana, más antiguos de Europa occidental. Y donde hasta ahora y pese a las décadas de investigaciones, a veces interrumpidas durante años, solo se ha excavado e investigado en una mínima parte de la cuenca de Orce. Solo el yacimiento de Venta Micena, descubierto en el año 1976, tiene una extensión de más de un millón de metros cuadrados. De un total de 30 kilómetros cuadrados de yacimientos, de varias dataciones, el más antiguo cuenta con dos millones de años.
El equipo de investigación lo componen especialistas de varias universidades entre ellas la de Granada, Helsinki, alguna alemana y el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), entre otros.
Tras los excelentes resultados del pasado año, se espera que en la presenta campaña se consiga información relevante, Juan Manuel Jiménez Arenas, informa que en el yacimiento de Venta Micena, los trabajos se van a concentrar inicialmente en el sector norte del actual corte, donde el año pasado se extrajeron dos cuernos de ciervo gigante.
En este sentido Jiménez Arenas, recuerda que el año pasado de hallaron 1.501 registros fósiles. Entre los descubrimientos había un hueso hioides de apenas 14 milímetros perteneciente a un animal carnívoro, por identificar que vivió hace 1,5 millones de años, que podría aportar nuevos datos acerca de qué tipo de sonido emitían y cómo se comunicaban estas especies ancestrales. Según Fernández Arenas, este pequeño hueso es muy difícil de encontrar en estas cronologías por su pequeño tamaño y porosidad (apenas se han hallado una docena en todo el mundo), y resulta clave para la vocalización. El hioides se encuentra en la parte anterior del cuello, debajo de la lengua y tiene forma de U mayúscula.