EL HOMBRE DE ORCE

El Hombre de Orce es un fósil óseo hallado en 1982 por el equipo del paleoantropólogo Josep Gibert i Clols en el yacimiento de Venta Micena, pedanía del municipio español de Orce, en la provincia de Granada (Andalucía). También se le conoce como fósil VM-0. Varios investigadores propusieron que el fósil era de origen animal en lugar de humano, creando una gran controversia. Los defensores de esta teoría se basaban en la presencia de una cresta en el fósil para afirmar que se trataba de restos de un équido y no de un humano como el profesor Gibert defendía. El Louvre de París fue una de las instituciones que más atacó la veracidad del resto fósil. Sin embargo, el hallazgo de un cráneo de época romana con una cresta semejante a la encontrada en el Hombre de Orce, además de los estudios químicos que demuestran la presencia de elementos exclusivamente humanos (albúmina), avalan la naturaleza humana del fósil. Por otro lado, estos análisis inmunológicos nunca fueron considerados concluyentes, pues resultaba raro y sospechoso que un fósil tan antiguo conservara cantidades tan grandes de albúmina. Los estudios muestran que la antigüedad próxima del fósil está en torno a 1,3 millones de años. En la zona se han encontrado piezas manipuladas por el hombre con una fecha estimada de 1,4 millones de años de antigüedad en los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva 3.

lunes, 4 de marzo de 2013

HALLADO EN ORCE EL RESTO HUMANO MÁS ANTIGUO DE EUROPA OCCIDENTAL.


Domingo, 3 marzo 2013
Paleontología
Publicado en 

Hallado en Orce. Se convierte en el resto humano más antiguo de Europa occidental

Averiguar cuándo llegaron las primeras poblaciones humanas al continente europeo es una de las asignaturas pendientes de la comunidad científica. Ahora, atendiendo a un nuevo hallazgo producido en el yacimiento de Barranco León, en Orce (Granada, España), concretamente un diente de leche fósil datado en 1.400.000 años, este hecho se habría producido unos 200.000 años antes de lo que se pensaba.

Así se constata en un artículo que el lunes 4 de marzo publica on line la revista más prestigiosa en el ámbito de la paleontología humana, Journal of Human Evolution, firmado por representantes de distintos centros de investigación del mundo, entre ellos dos investigadores ICREA adscritos al IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), los españoles Bienvenido Martínez-Navarro y Jordi Agustí. Hasta el momento, el título de primer europeo lo ostentaba una mandíbula humana datada en hace 1.200.000 años, localizada en Atapuerca (Burgos).

El fósil protagonista es una corona completa de un primer molar deciduo (de leche), de un niño de unos 10 años de edad. Está adscrito a Homo sp., carece de las raíces y pertenece al espécimen que se ha identificado como BL02-J54-100. Está muy desgastado en su cara oclusal (la de masticación), que es ligeramente asimétrica y presenta cinco cúspides.

Fue encontrado durante la campaña de excavación de 2002 en asociación directa con industria lítica y otros huesos de grandes mamíferos, concretamente en el nivel BL D, cuadrícula J54, de la sección de Barranco León, “que es de tipo fluvial y está intercalado entre otros niveles lacustres”, comenta Bienvenido Martínez-Navarro, paleontólogo, segundo firmante y autor corresponsable del artículo.

“La fauna asociada al diente está compuesta por osos, chacales, lobos pintados, zorros, hienas gigantes de cara corta, tejones, rinocerontes, dos especies de caballos, hipopótamos, bisontes, cabras, ciervos gigantes, gamos, conejos, puercoespines, y otras especies de roedores e insectívoros, además de otros pequeños vertebrados compuestos por anfibios y reptiles”, cuenta el mismo investigador. Por su parte, “las industrias líticas que aparecieron junto al diente se caracterizan por ser muy primitivas, pertenecientes a la cultura olduvaiense, o sea, muy rudimentarias, pues fue el primer modo de elaboración de herramientas que concibieron los homínidos”, añade. En total se contabilizaron 1.244 piezas.

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(Foto: Jordi Mestre/IPHES) 
En el artículo se señala que los homínidos tallaron estas industrias en el mismo sitio
 de Barranco León D, “dato que se puede comprobar porque se pueden remontar
algunas piezas”, puntualiza Isidro Toro, del Museo Arqueológico de Granada
y primer firmante del artículo. Asimismo, los utensilios de piedra se encuentran en
 asociación con los restos óseos de fauna, habiéndose documentado evidencias
de haber sido usadas sobre los mismos, tales como marcas de corte para la
 extracción de los paquetes cárnicos, como de fractura para obtener el tuétano.

En todo caso, la antigüedad de dicho diente se ha conseguido con el uso de tres técnicas: la resonancia de spin electrónico (ESR en sus siglas en inglés), el paleomagnetismo y la biocronología, basada esta última tanto en el grado de evolución de los arvicólidos (roedores) como en los grandes mamíferos. La datación por ESR se aplicó sobre los granos de cuarzo extraídos de los sedimentos del nivel BL D, dando un resultado medio de 1.400.000 años. Estos datos se combinaron con los obtenidos por nuevas muestras tratadas a través de la técnica de paleomagnetismo, que dieron unos resultados inversos, correlacionables entre el subcrón Jaramillo (1.070.000 años) y el subcrón Olduvai (1.770.000 años). Los datos suministrados por la fauna, especialmente los roedores, arvicólidos del género Allophaiomys, apoyan la cronología de 1.400.000 años, según Jordi Agustí. “Lo mismo sucede con la gran fauna”, puntualiza Martínez-Navarro.

En Europa occidental, además de la mencionada mandíbula humana de Atapuerca, se han documentado otros registros arqueológicos que avalan la presencia humana hace más de un millón de años. Es el caso de industrias líticas identificadas en Pirro Nord, Italia (1.300.000-1.700.000 años) y en Lézignan-la-Cèbe y Pont-de-Lavaud, Francia (1.570.000 y 1.100.000 años, respectivamente).

En conclusión, el diente humano de Barranco León, conjuntamente con la importante asociación de industria lítica mencionada, ratifica que Europa occidental fue colonizada por los homínidos hace casi un millón y medio de años, poco después de la primera expansión fuera de África documentada en el yacimiento de Dmanisi (Georgia), datado en 1.800.000 años. (Fuente: IPHES)

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