SINC, la ciencia es noticia.El Servicio de Información y Noticias Científicas. lunes, 22 de mayo de 2017
Así se repartían las presas entre
carnívoros y homininos en el Pleistoceno.
Un modelo matemático permite evaluarlo.
Un
equipo de investigadores de la Universidad de Málaga ha desarrollado un modelo
matemático capaz de evaluar la disponibilidad de alimento durante el
Pleistoceno inferior para carnívoros y homininos, un momento previo a la
llegada de las primeras poblaciones humanas a Europa. El estudio propone nuevas
causas para explicar el retraso de presencia humana en el continente europeo.
El investigador Guillermo Rodríguez, dirigido por el
catedrático de paleontología Paul Palmqvist, ha desarrollado un modelo
matemático que permite estimar cómo los carnívoros y los homininos –una tribu
de primates hominoideos caracterizados por la postura erguida y la locomoción
bípeda– se repartían los recursos cárnicos en las comunidades del
Pleistoceno inferior.
En concreto, el modelo de Rodríguez evaluó la cantidad
de carne disponible y la intensidad de la competencia entre las especies de
carnívoros en un momento previo a la llegada de las primeras poblaciones
humanas a Europa. No obstante, este modelo se ha usado previamente en los
yacimientos de Atapuerca en Burgos y Orce en Granada para un estudio similar,
pero entre carnívoros y humanos.
“Partimos de la estimación de las densidades de
población de estas especies, en función de su masa corporal y su nivel trófico,
es decir según la forma en la que obtienen materia y energía; para luego,
teniendo en cuenta aspectos como la tasa de natalidad, la metabólica o la
longevidad potencial, calcular sus requerimientos cárnicos y el grado de
satisfacción a partir de la biomasa producida por sus presas potenciales, los
herbívoros”, explica el catedrático.
“Calculada la biomasa, se modeliza su distribución
entre las especies de carnívoros, teniendo en cuenta la información previa
sobre tipos y tamaños de presa óptimos para los mismos, permitiendo estimar
también las densidades de población que podrían tener estos y, en función de
todo ello, el nivel de intensidad alcanzado en la competencia por los
recursos”, continúa.
Colonización humana en Europa
La cronología de la primera dispersión del género
humano hacia Eurasia desde el continente africano, la cuna natal de la
humanidad, se ha visto sometida a debate durante las últimas décadas. Así, la
presencia humana más antigua fuera de África se encuentra en el yacimiento de
Dmanisi (Georgia, Cáucaso), cuya edad se sitúa en torno a un millón ochocientos
mil años.
La presencia
humana más antigua fuera de África se encuentra en el yacimiento de
Dmanisi
En cambio, según los investigadores, los asentamientos
del subcontinente europeo son sistemáticamente más jóvenes, como ocurre con los
yacimientos de Barranco León- y Fuente Nueva en Orce (Granada), con una
cronología de un millón cuatrocientos mil años, o Sima del Elefante en la
Sierra de Atapuerca (Burgos), con alrededor de un millón doscientos mil años.
“Este desfase temporal sugiere que la demora de casi
medio millón de años en la colonización humana de Europa occidental pudo venir
motivada por la existencia de condiciones ecológicas adversas, aunque el
retraso también pudo deberse a la existencia de barreras a dicha dispersión,
como las cadenas montañosas y los grandes cursos fluviales que salpican la
geografía europea, que dificultarían los movimientos de las poblaciones
humanas”, aclaran.
El retraso de presencia humana en Europa
El yacimiento paleontológico orcense de Venta Micena,
en Granada, ha sido el escenario elegido para el desarrollo de este trabajo.
Con una cronología doscientos mil años anterior a la de los dos yacimientos de
la región con presencia humana, Barranco León y Fuente Nueva, registra
condiciones ambientales y faunísticas previas a la llegada de las primeras
poblaciones humanas al margen occidental de Europa.
Tras la caracterización ecológica de la zona, a partir
del modelo numérico del investigador de la UMA, se concluyó que la abundancia
de recursos para los carnívoros era, en tiempos de Venta Micena, entre un 25 y
30 por ciento mayor que la disponible luego en Barranco León y Fuente Nueva.
“Estos resultados demuestran que el retraso en la
colonización humana de Europa no se explica por la exclusión competitiva por
parte de los carnívoros, en particular las hienas con las que competían por la
carroña, ya que tales especies contaron en estas cronologías con una mayor
abundancia de recursos para la caza”, afirma Palmqvist. Ambos
investigadores proponen que se contemple otro tipo de barreras como causa de
este retraso de presencia humana, tales como las climáticas y ambientales, o
las de naturaleza puramente geográfica.
Fuente:
Universidad de Málaga
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